viernes, 19 de marzo de 2010

Ellos ~


Ellos se habían peleado. Ella pensó que era demasiado tarde para intentar arreglar las cosas. Él se ahogaba en alcohol y recuerdos. Ella se sentía culpable. Sus caprichos lo habían agotado. Pensaba en los momentos vividos. Cómo se conocieron, cómo se enamoraron, cómo lograban superar esas pequeñas peleas que siempre terminaban en un "Te amo" y en un beso que lo borraba todo. Hasta que llegaba ese recuerdo, el último. Discutieron hasta el cansancio, por suerte, él pensaba antes de actuar y no llegaron a largar más que palabras que los llenaban de dolor.
Él se ilusionaba. Creía que volverían. Anhelaba estar nuevamente en sus brazos. Ella luego de mucho pensar, decidió lo peor, acabar con su vida. Sacó de un cajón unas pastillas de rara procedencia y las tomó una a una entre sollozos con pequeños sorbos de agua. En esos sorbos y en su mente, viajaban hasta desaparecer, los sueños y deseos de un futuro que nunca llegaría. Sabía que eso era solo un viaje de ida. No fue muy larga la espera. De pronto, un dolor punzante atravesó su cuerpo. Su piel cambió a color blanco papel. Apagó la luz y lentamente cayó en su cama, en un sueño eterno.
Pero él había decidido regresar. Se dirigió hasta su casa, aún poseía la copia de las llaves. Entró silenciosamente en su habitación y se quedó inmóvil, sin parpadear. Sentía que su mundo se derrumbaba. No podía detenerse el tiempo para que la muerte retrocediera y poder decirle cuánto la amaba. Buscaba respuestas del por qué en la escena.
En medio de un abismo, sin consuelo, la besó y se sentó a su lado hasta el amanecer.




Macarena Santillán ~

Ellos ~


Ellos se habían peleado. Ella pensó que era demasiado tarde para intentar arreglar las cosas. Él se ahogaba en alcohol y recuerdos. Ella se sentía culpable. Sus caprichos lo habían agotado. Pensaba en los momentos vividos. Cómo se conocieron, cómo se enamoraron, cómo lograban superar esas pequeñas peleas que siempre terminaban en un "Te amo" y en un beso que lo borraba todo. Hasta que llegaba ese recuerdo, el último. Discutieron hasta el cansancio, por suerte, él pensaba antes de actuar y no llegaron a largar más que palabras que los llenaban de dolor.
Él se ilusionaba. Creía que volverían. Anhelaba estar nuevamente en sus brazos. Ella luego de mucho pensar, decidió lo peor, acabar con su vida. Sacó de un cajón unas pastillas de rara procedencia y las tomó una a una entre sollozos con pequeños sorbos de agua. En esos sorbos y en su mente, viajaban hasta desaparecer, los sueños y deseos de un futuro que nunca llegaría. Sabía que eso era solo un viaje de ida. No fue muy larga la espera. De pronto, un dolor punzante atravesó su cuerpo. Su piel cambió a color blanco papel. Apagó la luz y lentamente cayó en su cama, en un sueño eterno.
Pero él había decidido regresar. Se dirigió hasta su casa, aún poseía la copia de las llaves. Entró silenciosamente en su habitación y se quedó inmóvil, sin parpadear. Sentía que su mundo se derrumbaba. No podía detenerse el tiempo para que la muerte retrocediera y poder decirle cuánto la amaba. Buscaba respuestas del por qué en la escena.
En medio de un abismo, sin consuelo, la besó y se sentó a su lado hasta el amanecer.




Macarena Santillán ~