viernes, 8 de julio de 2011

Deseos.

  • Tenés esos ojos, que sólo lo mejor de esta vida se refleje en ellos.
  • Tenés esa sonrisa, que nunca se apague, que no se canse.
  • Tenés esa voz, no la calles, que no tema.
  • Tenés ese corazón, que no sufra, pero que no deje de sentir.
  • Tenés esas manos, que nunca se caiga lo que querés, sostenelo.
  • Tenés esos brazos, que no se aferren al pasado, sino a lo mejor que vendrá.
  • Tenés esos pies, no dejes que se desvíen del camino pero nunca los pares.
  • Tenés esa imaginación, creá tu mundo pero que sea en la realidad.
  • Tenés esa pasión, que siempre florezca, que nunca se apague.

Que los mejores recuerdos, las mejores imágenes, las capturen tus ojos y queden siempre en tu alma para revivirlos a solas; que lo peor sólo sirva para ser mas fuerte.
Que tu sonrisa aparezca siempre y nunca sea desganada, que sea real y nunca se vaya.
Que siempre digas lo que necesites decir, hasta lo que es sin pensar, pero nunca con temor.
Siempre oí atentamente a los sabios que sabrás reconocerlos por su experiencia, al resto sólo escuchalos.
También solo oí lo que te sirva para tu camino. Lo que te haga retroceder ignoralo.
Tu corazón a veces va a sufrir y tener heridas, pero por favor que nunca pierda las ganas de sentir.
Que tus manos tengan siempre en ellas todo lo que deseas, sostenelo fuerte; no lo dejes caer ni que te abandonen o que se pierdan.
Dicen que el pasado son las causas de las consecuencias del presente y del futuro. No te aferres a él. No del todo. Tus brazos son fuertes pero sólo para abrazar a lo mejor, que vendrá.
Ojalá nunca te encuentres con más de un camino; y si es así, que estés seguro por cuál debes ir. Que tus pies nunca formen otro, que no te confundan; pero que no se detengan, que continuen el viaje.
Que tengas tu propio mundo al cual te puedas sumergir, pero que la realidad camine a su lado. Que los sepas superponer sin que se note.
Que tu pasión florezca día a día y que tengas alguna razón para que lo haga. Que nunca se desgaste y el placer siempre esté presente.
Que tus ganas de vivir aumenten desde que despertás, pero aún más cuando te vas a dormir.
Que tus deseos siempre se cumplan.



Macarena Santillán.

domingo, 3 de julio de 2011

“Manténganse locos, pero comportándose como personas normales. Corran el riesgo de ser diferentes, pero aprendan a hacerlo sin llamar la atención.”

“…Y un día un tipo me propondrá matrimonio. Será amable y mis padres estarán muy contentos.
En el primer año, haremos el amor todo el tiempo.
En el segundo y en el tercero, cada vez menos.
Y cuando nos cansemos el uno del otro, saldré embarazada.
Tener hijos, mantener un empleo, y pagar la hipoteca mantendrá nuestra estabilidad por un tiempo.
Y luego de unos 10 años tendrá una aventura porque estaré muy ocupada y muy cansada.
Y lo voy a descubrir. Trataré de matarlo, y a su amante y a mí misma.
Lo superaremos.
Y algunos años después, tendrá otra.
Esta vez voy a fingir que no lo sé, porque ¿Porque armar un alboroto? no vale la pena esta vez.
Y viviré el resto de mis días a veces deseando que mis hijos tengan la vida que nunca tuve.
Otras veces, feliz en secreto, porque se están convirtiendo en mi repetición.

------
Veronika decide morir.

sábado, 2 de julio de 2011

El último día.

Necesitaba dinero para huir y hacer una nueva vida. Estaba muy nerviosa; tropezaba, se me caían las cosas. Ya era de noche y él llegaría en cualquier momento. Subí las escaleras y corrí hacia su habitación ciegamente. Busqué dentro del placard donde acostumbraba a guardar los ahorros; allí estaban, los de toda la vida. Las manos me temblaban y sudaban. Tomé mi abrigo, mi bolso junto con los billetes y me fui rápidamente hacia la puerta, saltando y esquivando las cosas que había tirado al suelo, sin darme cuenta que me estaba esperando con un arma en la mano, apuntándome. Se encontraba ebrio, como acostumbraba. Su cara enrojecida, la pérdida casi total del equilibrio, y su lentitud al hablar me hacían notar que había bebido demasiado. Esa era una de las razones por las cuales debía irme.
Cuando iba al bar y volvía, no se cómo, porque casi no me reconocía, era prácticamente una extraña, comenzaba a insultarme, me gritaba y a veces me golpeaba hasta sangrar. Luego volvía a ser el mismo de siempre, del cual me enamoré. Me pedía perdón, sus ojos brillaban. Y me prometía que iba a dejar de beber. Pero yo no podía seguir así, ya no. Así que no me importaba lo que pudiera llegar a pasar, tenía que alejarme de ahí para siempre.
Allí estábamos, enfrentados. Nunca lo había visto de esa manera. Sabía que me amaba pero también sabía que en ese estado era capaz de hacer cualquier cosa. Comenzó a acercarse a mi, siempre apuntándome e insultándome. En medio del forcejeo logré sacarle el arma y todo cambió. Ahora la que era capaz de todo era yo. Aunque él no lograba darse cuenta de eso y seguía pensando que tenía todo el poder, así que me empujó contra la pared y me tomo del cuello. En ese momento una bala lo atravesó y mi temor junto a su vida se fueron desvaneciendo. Su sangre estaba caliente, brotaba de su camisa, se mezclaba con las manchas de suciedad que tenía; pero su cuerpo se enfriaba poco a poco, hasta que terminó, lentamente, en el piso tiñendo de rojo la alfombra. Comenzaba a disfrutar esa imagen. Creo que mi amor también se iba.
Ya no se podía hacer nada. Todo había acabado. Me fui de esa casa dejando el miedo que alguna vez sentí. Me llevé los buenos recuerdos y el resto traté de olvidarlo. Aunque todavía me pregunto si podría haber terminado de otra manera. ¿Logré lo que quería?.


Macarena Santillán.

Deseos.

  • Tenés esos ojos, que sólo lo mejor de esta vida se refleje en ellos.
  • Tenés esa sonrisa, que nunca se apague, que no se canse.
  • Tenés esa voz, no la calles, que no tema.
  • Tenés ese corazón, que no sufra, pero que no deje de sentir.
  • Tenés esas manos, que nunca se caiga lo que querés, sostenelo.
  • Tenés esos brazos, que no se aferren al pasado, sino a lo mejor que vendrá.
  • Tenés esos pies, no dejes que se desvíen del camino pero nunca los pares.
  • Tenés esa imaginación, creá tu mundo pero que sea en la realidad.
  • Tenés esa pasión, que siempre florezca, que nunca se apague.

Que los mejores recuerdos, las mejores imágenes, las capturen tus ojos y queden siempre en tu alma para revivirlos a solas; que lo peor sólo sirva para ser mas fuerte.
Que tu sonrisa aparezca siempre y nunca sea desganada, que sea real y nunca se vaya.
Que siempre digas lo que necesites decir, hasta lo que es sin pensar, pero nunca con temor.
Siempre oí atentamente a los sabios que sabrás reconocerlos por su experiencia, al resto sólo escuchalos.
También solo oí lo que te sirva para tu camino. Lo que te haga retroceder ignoralo.
Tu corazón a veces va a sufrir y tener heridas, pero por favor que nunca pierda las ganas de sentir.
Que tus manos tengan siempre en ellas todo lo que deseas, sostenelo fuerte; no lo dejes caer ni que te abandonen o que se pierdan.
Dicen que el pasado son las causas de las consecuencias del presente y del futuro. No te aferres a él. No del todo. Tus brazos son fuertes pero sólo para abrazar a lo mejor, que vendrá.
Ojalá nunca te encuentres con más de un camino; y si es así, que estés seguro por cuál debes ir. Que tus pies nunca formen otro, que no te confundan; pero que no se detengan, que continuen el viaje.
Que tengas tu propio mundo al cual te puedas sumergir, pero que la realidad camine a su lado. Que los sepas superponer sin que se note.
Que tu pasión florezca día a día y que tengas alguna razón para que lo haga. Que nunca se desgaste y el placer siempre esté presente.
Que tus ganas de vivir aumenten desde que despertás, pero aún más cuando te vas a dormir.
Que tus deseos siempre se cumplan.



Macarena Santillán.
“Manténganse locos, pero comportándose como personas normales. Corran el riesgo de ser diferentes, pero aprendan a hacerlo sin llamar la atención.”

“…Y un día un tipo me propondrá matrimonio. Será amable y mis padres estarán muy contentos.
En el primer año, haremos el amor todo el tiempo.
En el segundo y en el tercero, cada vez menos.
Y cuando nos cansemos el uno del otro, saldré embarazada.
Tener hijos, mantener un empleo, y pagar la hipoteca mantendrá nuestra estabilidad por un tiempo.
Y luego de unos 10 años tendrá una aventura porque estaré muy ocupada y muy cansada.
Y lo voy a descubrir. Trataré de matarlo, y a su amante y a mí misma.
Lo superaremos.
Y algunos años después, tendrá otra.
Esta vez voy a fingir que no lo sé, porque ¿Porque armar un alboroto? no vale la pena esta vez.
Y viviré el resto de mis días a veces deseando que mis hijos tengan la vida que nunca tuve.
Otras veces, feliz en secreto, porque se están convirtiendo en mi repetición.

------
Veronika decide morir.

El último día.

Necesitaba dinero para huir y hacer una nueva vida. Estaba muy nerviosa; tropezaba, se me caían las cosas. Ya era de noche y él llegaría en cualquier momento. Subí las escaleras y corrí hacia su habitación ciegamente. Busqué dentro del placard donde acostumbraba a guardar los ahorros; allí estaban, los de toda la vida. Las manos me temblaban y sudaban. Tomé mi abrigo, mi bolso junto con los billetes y me fui rápidamente hacia la puerta, saltando y esquivando las cosas que había tirado al suelo, sin darme cuenta que me estaba esperando con un arma en la mano, apuntándome. Se encontraba ebrio, como acostumbraba. Su cara enrojecida, la pérdida casi total del equilibrio, y su lentitud al hablar me hacían notar que había bebido demasiado. Esa era una de las razones por las cuales debía irme.
Cuando iba al bar y volvía, no se cómo, porque casi no me reconocía, era prácticamente una extraña, comenzaba a insultarme, me gritaba y a veces me golpeaba hasta sangrar. Luego volvía a ser el mismo de siempre, del cual me enamoré. Me pedía perdón, sus ojos brillaban. Y me prometía que iba a dejar de beber. Pero yo no podía seguir así, ya no. Así que no me importaba lo que pudiera llegar a pasar, tenía que alejarme de ahí para siempre.
Allí estábamos, enfrentados. Nunca lo había visto de esa manera. Sabía que me amaba pero también sabía que en ese estado era capaz de hacer cualquier cosa. Comenzó a acercarse a mi, siempre apuntándome e insultándome. En medio del forcejeo logré sacarle el arma y todo cambió. Ahora la que era capaz de todo era yo. Aunque él no lograba darse cuenta de eso y seguía pensando que tenía todo el poder, así que me empujó contra la pared y me tomo del cuello. En ese momento una bala lo atravesó y mi temor junto a su vida se fueron desvaneciendo. Su sangre estaba caliente, brotaba de su camisa, se mezclaba con las manchas de suciedad que tenía; pero su cuerpo se enfriaba poco a poco, hasta que terminó, lentamente, en el piso tiñendo de rojo la alfombra. Comenzaba a disfrutar esa imagen. Creo que mi amor también se iba.
Ya no se podía hacer nada. Todo había acabado. Me fui de esa casa dejando el miedo que alguna vez sentí. Me llevé los buenos recuerdos y el resto traté de olvidarlo. Aunque todavía me pregunto si podría haber terminado de otra manera. ¿Logré lo que quería?.


Macarena Santillán.