miércoles, 14 de noviembre de 2012

UTOPÍA


El otro día me dijeron que imaginara una utopía. ¿Mundo ideal alternativo?. Yo creo que existe un mundo superpuesto al que vivimos cada día. Y reside en esos detalles y momentos de felicidad que duran segundos, que sin darnos cuenta forman lo que realmente querríamos tener, ver y sentir todo el tiempo.
Un ocaso, la luna llena, una mariposa que vuela, una brisa, la lluvia que llega luego de mucho calor. Acostarse en el pasto fresco, mirar el cielo de día y de noche, el agua del mar tocando mis pies. Mi almohada, mi cama, mi habitación, dormir enroscada a las sábanas cuando hace frío. Mi color favorito, aromas que transportan, frases que motivan, los minutos que dure una canción. Una película, un libro, una fotografía, un minuto de imaginación. Una sonrisa, un beso, un abrazo, una caricia, una mirada, un gesto, apoyar la cabeza en el hombro de esa persona querida y sentirse protegido. Sentir sus latidos, rozar su piel, permanecer en silencio con todo el calor del amor. Ver crecer a los amigos, a los hermanos, a los padres, saber que se está creciendo junto a ellos.
Son cosas que nos dan paz, y que llenan nuestra alma para hacerla sentir viva, pero fácilmente las echamos al olvido. Sin darles la importancia que merecen, porque aparecen para que seamos realmente felices. Ambos mundos se superponen, están en el mismo camino que recorremos; deberíamos disfrutar de uno y aprender del otro. Los problemas están al alcance de todos, y desaparecen. Cada momento de diminuta felicidad también, pero permanecen y se van sumando para que hagamos existir nuestra utopía.

Macarena.

UTOPÍA


El otro día me dijeron que imaginara una utopía. ¿Mundo ideal alternativo?. Yo creo que existe un mundo superpuesto al que vivimos cada día. Y reside en esos detalles y momentos de felicidad que duran segundos, que sin darnos cuenta forman lo que realmente querríamos tener, ver y sentir todo el tiempo.
Un ocaso, la luna llena, una mariposa que vuela, una brisa, la lluvia que llega luego de mucho calor. Acostarse en el pasto fresco, mirar el cielo de día y de noche, el agua del mar tocando mis pies. Mi almohada, mi cama, mi habitación, dormir enroscada a las sábanas cuando hace frío. Mi color favorito, aromas que transportan, frases que motivan, los minutos que dure una canción. Una película, un libro, una fotografía, un minuto de imaginación. Una sonrisa, un beso, un abrazo, una caricia, una mirada, un gesto, apoyar la cabeza en el hombro de esa persona querida y sentirse protegido. Sentir sus latidos, rozar su piel, permanecer en silencio con todo el calor del amor. Ver crecer a los amigos, a los hermanos, a los padres, saber que se está creciendo junto a ellos.
Son cosas que nos dan paz, y que llenan nuestra alma para hacerla sentir viva, pero fácilmente las echamos al olvido. Sin darles la importancia que merecen, porque aparecen para que seamos realmente felices. Ambos mundos se superponen, están en el mismo camino que recorremos; deberíamos disfrutar de uno y aprender del otro. Los problemas están al alcance de todos, y desaparecen. Cada momento de diminuta felicidad también, pero permanecen y se van sumando para que hagamos existir nuestra utopía.

Macarena.